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Cómo cuidar las mantas para que estén siempre nuevas
21 oct

Cómo cuidar las mantas para que estén siempre nuevas

Con la llegada del frío, todo el mundo saca las mantas del armario. En la cama o en el sofá, la manta es un accesorio imprescindible desde mediados de otoño hasta la llegada de la primavera.

Hay que prestarle la debida atención para que no pierda sus propiedades. Solo así seguirá como el primer día por mucho que pasen los años. Cuidar la manta es muy simple, solo hay que tener un poco de sentido común y ser cuidadosos a la hora de lavarla o guardarla, además de evitar que se derramen líquidos o restos de comida sobre ella.

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Leer la etiqueta antes de lavar la manta

Una de las claves en el cuidado de las mantas es el lavado. La etiqueta nos aporta la información clave; hay que leerla antes de ponerla en la lavadora por primera vez. Según el material, este artículo necesita un lavado determinado (temperatura del agua, duración, centrifugado), una información que viene reflejada en la etiqueta.

Hay que lavar las mantas con regularidad y dejar que se sequen bien. Si este textil es muy delicado o por su tamaño no entra en la lavadora, podemos optar por acudir a la tintorería o a la lavandería para lavarla allí.

Lo ideal es secarla al sol, retirándola cuando esté completamente seca. Cuando no es posible tenderla al sol, está la alternativa de la secadora, siempre con la temperatura baja.

Si la manta se ha tendido bien, no hace falta plancharla. De hecho, el calor de la plancha puede dañarla, de modo que se evitará el planchado. Una vez más, la propia etiqueta del textil es la que indica si se puede planchar o no y en qué condiciones debemos hacerlo.

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Cuidar la manta al guardarla

Después del lavado, guardarla es el otro momento crítico. Según como se guarde se conservará mejor o peor. Guardar esta ropa de cama en bolsas de plástico al vacío es la mejor forma de almacenarla, puesto que se evita la acumulación del polvo durante los meses de más calor. Así, al sacarla de nuevo en invierno, estará como nueva. Hay que guardarla limpia.

Airear y cepillar las mantas

Aunque la habitación se ventile todos los días, de vez en cuando hay que airear las mantas al airte libre. De este modo, eliminamos los restos de humedad o ácaros que se puedan acumular en sus tejidos. Basta con dejarlas unos minutos al sol y luego se pueden cepillar. Algunas mantas, como las de lana, exigen un cepillado cada 3 o 4 días para evitar que los pelos del textil queden como pelusa.

Cuidar las mantas con esta acción es fundamental, ya que así eliminamos residuos y suciedad. En especial, si hay mascotas en casa.

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Un saludo,

Jesús Gandía

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